lunes, 17 de septiembre de 2012

La Flor de Barracas, auténticamente porteña



Por Sofía Zavala

La Flor de Barracas fue nombrada sitio histórico por la Legislatura porteña


  “Ha sido sitio de reunión de los carreros que iban o venían del Sur, su primer nombre “La Puñalada” recordaba la gran cantidad de duelos criollos. Memorables payadas se han producido entre sus paredes y, ya en el siglo XX, formó parte del circuito de reductos donde las primeras orquestas típicas habían tocado tango. El registro municipal data de 1912, pero los vecinos sostienen que es anterior a la Escuela Normal N° 5, que cumplió cien años”, se lee en la ley sancionada el jueves pasado en la Legislatura porteña que declaró a La Flor de Barracas como sitio histórico

Este reconocido lugar de encuentro entre los vecinos del sur de la ciudad queda situado en Suárez y Arcamendia. Una esquina con mucha mística, y que estuvo a punto de quedar en el olvido en 2009. El bar estaba cerrado, el edificio muy deteriorado y el cartel de venta hacía que los vecinos piensen lo peor: la demolición del bar histórico. Pero La Flor renació, y de la mejor manera.

El bar antes de ser recuperado

 Victoria Oyhanarte cuenta que casi no conocía Barracas pero que “el barrio la enamoró”. Cuando compró el edificio ni pensó en el bar, ella buscaba hacer una inversión. Pero Oyhanarte, al adentrarse en el barrio, se dio cuenta que La Flor era fundamental en la dinámica de Barracas. Y ahí se dio cuenta que no se le podía sacar a la gente, y a la ciudad, un lugar tan especial.
Los ñoquis de sémola rellenos

“Cuando lo compré no quise cerrarlo y dejar a sus parroquianos sin su cafetín, y hasta la antigua dueña me agradeció que siguiera adelante; pero es una gran responsabilidad también”, cuenta Victoria. Una responsabilidad que la sabe llevar muy bien. Como no podía ser de otra manera, su oferta gastronómica es bien porteña. Los ñoquis rellenos son su especialidad.



Así, La Flor brilla como lo solía hacer antes. Conserva su piso de baldosas calcáreas original. También sobrevive la barra de madera, con cientos de botellas de licores, infaltable en un tradicional cafetín. La energía abunda en La Flor de Barracas que permanece abierta de lunes a sábados, una energía bien porteña y singular.   

La Flor de Barracas, en la esquina de Suárez y Arcamendia


No hay comentarios:

Publicar un comentario