La identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos rasgos caracterizan al sujeto o a la comunidad frente a la mirada de los demás.
De esta manera la calle Corrientes con sus teatros, el tango, el Obelisco, el mate, Caminito, el futbol, la cancha de River y la cancha de Boca, y el asado forman parte de los clichés con los que nos reconocen en otras partes del mundo y con los que los porteños también se identifican.
¿Pero qué paso antes de que todas estas costumbres y rituales lleguen a ser postales?
Estuvieron las milongas con sus orquestas de tango típicas del lugar, estuvo Gardel cantando sus composiciones en algún teatro típico de barrio como lo fue el Taricco de La Paternal. Hubo bodegones fundados, muchos por italianos y españoles que vinieron a principio del siglo XX, sirviendo sus pastas y sus recetas adaptadas al Rio de la Plata.
Hubo también teatros y bares que fueron plagando de cultura la calle Corrientes, que atraviesa la ciudad, y que fue etiquetada en 1950 por el periodista Roberto Gil, desde los estudios de la antigua radio Splendid, como La calle que nunca duerme. Lo que más tarde se extendió como un dicho popular sobre Buenos Aires, y se transformó en la ciudad que no duerme. Las pizzerías desperdigadas por ahí, el subte, que fue el primero en llegar a Latinoamérica y las construcciones coloniales que todavía resisten en San Telmo, también le dan su toque.
Por todo esto y por todo en lo que derivó la sucesión de hechos culturales e históricos que se dieron en esta ciudad, y por todo lo que hay para contar y descubrir acá, a orillas del rio, este grupo de periodista pretende dar a conocer, desde las calles de la Capital Federal, y desde sus puntos más típicos, lo que realmente conforma la identidad de este lugar: Identidad Porteña.
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